El proyecto Sagari, colaboración con las comunidades

Repsol adapta las obras de un ducto en la selva amazónica peruana al uso que las comunidades locales hacen de los recursos naturales de la zona.

Un bote en un lago

Producción de cacao

El cacao es un recurso económico de gran importancia para las comunidades de Porotobango y Kitepampani, en el oeste del Amazonas peruano. En los últimos años, sus agricultores han logrado aumentar la productividad de este cultivo hasta 500 kg. por hectárea gracias al proyecto de tecnificación impulsado por Repsol, que cuenta con 79 beneficiarios, y que contempla la instalación y el mantenimiento de 152 hectáreas de terreno.

¿Cómo supo Repsol que estas comunidades cultivaban cacao y que, además, su productividad podía mejorarse?

Antes de actuar en un entorno tan sensible, Repsol decidió elaborar un estudio para conocer en profundidad la zona donde debía desarrollar el proyecto de construcción de un ducto de 18 kilómetros entre los campos de gas de Sagari y Kinteroni, dentro de las reservas comunales de Machiguenga y Ashaninka.

Las conclusiones del estudio fueron tenidas en cuenta para el diseño definitivo del ducto y la ubicación de las infraestructuras de apoyo. Además, se elaboró un plan de biodiversidad, con acciones para reducir el impacto del proyecto, y un plan de relación con las comunidades, con iniciativas para fomentar su desarrollo sostenible.

  1. Modificación de ubicación inicial de cantera. Con el fin de alejarla de una zona de esparcimiento de la comunidad de Nuevo Mundo situada junto al río Urubamba. Además, para reducir su actividad, se decidió utilizar materiales alternativos para las obras, priorizar el reciclado y descartar la construcción de infraestructuras que no fueran estrictamente necesarias.
  2. Reducción al mínimo la erosión del terreno. Para evitar la pérdida de biodiversidad o que la llegada de sedimentos a los ríos afectase a la pesca o al suministro de agua. Con este objetivo, la compañía identificó las áreas más propensas y sensibles a la erosión, sobre todo cimas de colinas y cuestas con sustratos de arena, donde se evitará la construcción de infraestructuras o la realización de trabajos.
  3. Protocolo de transporte fluvial. Su objetivo es evitar que las actividades tradicionales en los ríos, como la pesca, el transporte de alimentos o la venta de productos, se vean afectadas por el tránsito de embarcaciones cargadas de materiales. Para ello, el protocolo regula cuestiones como la velocidad de navegación, los horarios de paso o las distancias entre embarcaciones.
  4. Siembra de plantas autóctonas. En terrenos que se vean afectados, tan pronto como queden libres. La rápida recuperación de estos terrenos evitará una posible reducción de las poblaciones de insectos, invertebrados y pájaros que realizan la polinización, fundamentales para el mantenimiento de los cultivos de cacao y de las plantas frutales salvajes de la selva.
Detalle de una flor

Un estudio piloto

Con este Estudio de Servicios Ecosistémicos, Repsol se anticipó a la legislación mundial en biodiversidad. Estos estudios no son obligatorios aún en la mayoría de países, aunque Perú y Colombia ya trabajan sobre el tema y la Unión Europea está preparando su primera directiva.

La realización de este Estudio mejorado la relación con las comunidades locales, a las que se pudo ofrecer un plan de relación ajustado a sus necesidades.

Además, esta iniciativa ha servido para consolidar las buenas relaciones con el Gobierno peruano y su ministerio de Medio Ambiente, con el que se ha suscrito un acuerdo para agilizar trámites y reducir plazos, en reconocimiento a la buena gestión medioambiental realizada.